jueves, 14 de julio de 2011

Mensaje de Mumia Abu-Jamal al IV Encuentro Internacional de Afrodescendientes en Venezuela x Mumia Abu-Jamal

La lucha por la libertad, dignidad y poder negro es global ––una lucha que atraviesa casi todos los países del planeta.




A nuestros amigos y amigas en Venezuela:

¡Hola, mis hermanos y hermanas afrodescendientes en Venezuela!

Reciban mis más cordiales felicitaciones con motivo de los festejos oficiales y nacionales de la comunidad afrodescendiente venezolana en el mes de mayo.

La lucha por la libertad, dignidad y poder negro es global ––una lucha que atraviesa casi todos los países del planeta. Esto se debe, por supuesto, a que el primer sistema global fue la industria internacional esclavista, en la cual millones de africanos fueron trasladados tanto a las Américas, del Norte y del Sur, como a África del Norte, al Medio Oriente y a Europa para enriquecer a otras personas.

Por eso, somos parte uno del otro, lo hemos sido durante siglos, ¡y con suerte, lo seremos en los siglos que vienen!

Festejamos con ustedes los avances de la revolución bolivariana, la cual ha ampliado los espacios de la vida pública y civil para muchos Afrodescendientes e impulsado la lucha contra el racismo y la marginación.

Sabemos, por haber estudiado la historia, que el racismo y la negrofobia ha existido en muchos países de América Latina durante siglos, y también que algunos de estos países han intentado crear un nuevo futuro para toda su gente, que sea blanca, africana o indígena.

Observamos a Venezuela y vemos que está tomando importantes pasos en este sentido, no sólo en palabras, sino también en hechos. Por eso, saludamos a nuestros hermanos y hermanas en Venezuela y los apoyamos en sus esfuerzos para construir un espacio de libertad, dignidad, independencia y progreso fuera del imperio estadounidense.

¡A movernos!

Con mis mejores deseos,

Mumia Abu-Jamal
(desde el corredor de la muerte, EUA)

*Mensaje al IV Encuentro Internacional de Afrodescendientes en Venezuela en junio de 2011 en el marco del Año Internacional de los Afrodescendientes. Cientos de delegados se reunieron en Caracas, donde Sabrina Green del Comité Internacional de Amigos y Familiares de Mumia Abu-Jamal (ICFFMAJ) habló del caso de Mumia. Su mensaje también se leyó en el Encuentro.

--(c) '11maj
31 de mayo de 2011
Audio grabado por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org
Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com
Traducción Amig@s de Mumia, México

sábado, 9 de julio de 2011

La guerra antinarco es un invento para limitar las libertades: Noam Chomsky

Cruzada perdida
El intelectual estadunidense sostiene que la educación es mejor estrategia que la confrontación

Foto
Noam Chomsky advierte que la lucha antinarco es utilizada como una forma de limpieza social
Foto Carlos Ramos Mamahua


David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 17 de junio de 2011, p. 4
Nueva York, 16 de junio. Noam Chomsky afirma que la guerra contra las drogas fue inventada para suprimir tendencias democráticas en Estados Unidos y empleada para justificar las intervenciones y control de amenazas al poder imperial en el extranjero.
En entrevistas y escritos a lo largo de los años recientes, el intelectual disidente más destacado de Estados Unidos ha reiterado que esa guerra siempre ha tenido otros objetivos, distintos a los oficialmente pronunciados.
Afirma que mantiene la misma óptica sobre el tema que ofreció en entrevista a La Jornada en la ciudad de México, durante el festejo del 25 aniversario de este periódico, cuando afirmó:
“La guerra contra la droga, que desgarra a varios países de América Latina, entre los que se encuentra México, tiene viejos antecedentes. Revitalizada por Nixon, fue un esfuerzo por superar los efectos de la guerra de Vietnam en Estados Unidos.
“La guerra (de Vietnam) fue un factor que llevó a una importante revolución cultural en los 60, la cual civilizó al país: derechos de la mujer, derechos civiles, o sea, democratizó el territorio, aterrorizando a las elites. La última cosa que deseaban era la democracia, los derechos de la población, etcétera, así que lanzaron una enorme contraofensiva. Parte de ella fue la guerra contra las drogas.

“Ésta fue diseñada para trasladar la concepción de la guerra de Vietnam, de lo que nosotros les estábamos haciendo a los vietnamitas, a lo que ellos nos estaban haciendo a nosotros. El gran tema a finales de los 60 en los medios, incluso los liberales, fue que la guerra de Vietnam fue una guerra contra Estados Unidos. Los vietnamitas estaban destruyendo a nuestro país con drogas. Fue un mito fabricado por los medios en las películas y la prensa. Se inventó la historia de un ejército lleno de soldados adictos a las drogas que al regresar se convertirían en delincuentes y aterrorizarían a nuestras ciudades. Sí, había uso de drogas entre los militares, pero no era muy diferente al que existía en otros sectores de la sociedad. Fue un mito fabricado. De eso se trataba la guerra contra las drogas. Así se cambió la concepción de la guerra de Vietnam a una en la que nosotros éramos las víctimas.
“Eso encajó muy bien con las campañas en favor de la ley y el orden. Se decía que nuestras ciudades se desgarraban por el movimiento antibélico y los rebeldes culturales, y que por eso teníamos que imponer la ley y el orden. Allí cabía la guerra contra la droga.
“Reagan la amplió de manera significativa. En los primeros años de su administración se intensificó la campaña, acusando a los comunistas de promover el consumo de drogas.
“A principios de los 80... fue cuando la tasa de encarcelamiento se incrementó de manera significativa, en gran parte con presos negros. Ahora el número de prisioneros per cápita es el más alto en el mundo. Sin embargo, la tasa de criminalidad es casi igual que en otros países. Es un control sobre parte de la población. Es un asunto de clase.
La guerra contra las drogas, como otras políticas, promovidas tanto por liberales como por conservadores, es un intento por controlar la democratización de fuerzas sociales, concluyó.
Chomsky abundó sobre estos puntos en su ponencia en la UNAM, donde agregó más sobre las dimensiones internacionales de la guerra antinarco de Estados Unidos. Afirmó que al intervenir para controlar políticamente ciertas regiones del mundo, incluyendo América Latina, “el pretexto es la ‘guerra contra las drogas’, pero es difícil tomar eso muy en serio, aun si aceptáramos la extraordinaria suposición de que Estados Unidos tiene derecho a encabezar una ‘guerra’ en tierras extranjeras.
“Los estudios llevados a cabo por el gobierno estadunidense, y otras investigaciones, han mostrado que la forma más efectiva y menos costosa de controlar el uso de drogas es la prevención, el tratamiento y la educación. Han mostrado además que los métodos más costosos y menos eficaces son las operaciones fuera del propio país, tales como las fumigaciones y la persecución violenta. El hecho de que se privilegien consistentemente los métodos menos eficaces y más costosos sobre los mejores es suficiente para mostrarnos que los objetivos de la ‘guerra contra las drogas’ no son los que se anuncian.
“Para determinar los objetivos reales, podemos adoptar el principio jurídico de que las consecuencias previsibles constituyen prueba de la intención. Y las consecuencias no son oscuras: subyace en los programas una contrainsurgencia en el extranjero y una forma de ‘limpieza social’ en lo interno, enviando enormes números de personas ‘superfluas’, casi todas hombres negros, a las penitenciarías, fenómeno que condujo ya a la tasa de encarcelamiento más alta del mundo, por mucho, desde que se iniciaron los programas, hace 40 años”.
En sus ensayos, por ejemplo en su libro Hopes and prospects (Esperanzas y realidades), Chomsky escribió que sería imposible pensar que Estados Unidos aceptaría cualquier intromisión de otro país u organización internacional para controlar el consumo y producción de estupefacientes en su propio territorio. La idea de que extranjeros deben interferir con la producción y distribución de sustancias letales (en Estados Unidos) es plenamente impensable. El hecho de que la justificación para los programas antinarcóticos en el extranjero es aceptado como plausible, hasta considerado como algo que vale la pena discutir, es otra ilustración de las profundas raíces de la mentalidad imperial en la cultura occidental.