La emergencia
Luego de tres años de estar a merced de grupos
delictivos y talamontes que acabaron con la seguridad de sus calles y
con más del 80% de las 20 mil hectáreas de sus bosques, de perder a 14
compañeros campesinos asesinados y desaparecidos, y de encontrarse,
además, con la indiferencia de las autoridades oficiales para dar una
respuesta que acabara con el problema, el 15 de abril del 2011, la
comunidad purépecha de Cherán decide desconocer al gobierno municipal y
hacer frente, con sus propios recursos y sus propias fuerzas, a la
situación de inseguridad y de despojo que estaban sufriendo.
Se había acabado la confianza en las instituciones
oficiales, el miedo había cobrado la forma de la resistencia y con
hachas, piedras, palos, radios y algunas M-1, R-15 y AK-47 iniciaron la
organización de la autodefensa de su territorio y de sus recursos
naturales. No fue ésta una insurgencia en contra del Estado, fue más
bien el levantamiento de un pueblo que llegó al límite del hartazgo
frente a la indolencia de aquel que nunca se hizo cargo de su seguridad.
Se instalaron en el pueblo más de 200 fogatas y
barricadas: espacios colectivos de información, diálogo y permanente
custodia de las calles para hacer frente a cualquier ataque por parte
del crimen organizado; la policía municipal fue sustituida por jóvenes
encapuchados que voluntariamente se ofrecieron para proteger a la
comunidad. Desde entonces, niños, adolescentes, señoras y hombres de
todas las edades se han dado cita, día y noche, para atender las
necesidades de alimentación y trabajo que la nueva situación ha
requerido.
El fortalecimiento del tejido social y la recuperación de usos y costumbres
En cada uno de los cuatro barrios, conformados en
Asamblea –la autoridad máxima-, se propusieron a aquéllos que por
diferentes razones (el reconocimiento de su solidez moral, de su trabajo
en la defensa de los bosques y de la propia comunidad, de la
ejemplaridad en su forma de vida, su conocimiento y sabiduría basados en
las tradiciones purépechas, etcétera) serían los más adecuados para
conformar el Consejo. La costumbre consiste en formarse detrás de
quienes han sido propuestos. Aquellos tres que tuvieron las filas más
largas en cada barrio, conformaron el nuevo gobierno apartidista, basado
en un sistema de cargos y comisiones sin horario ni salarios.
El 22 de enero del 2012 se había programado la elección definitiva.
La constitución local no contempla el derecho de autodeterminación de
los pueblos originarios, por lo que tuvieron que ampararse en los
artículos 5 y 6 del Convenio 169 de la Organización Internacional del
Trabajo -ratificado en México en 1990- y en el 18 y 19 de la Declaración
de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas
firmada en el 2007, validando, así, ante el Instituto Electoral de
Michoacán y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación,
la elección de los 12 concejales. En las asambleas electorales
participaron casi 2,900 ciudadanos que determinaron la conformación del
Consejo Mayor de Gobierno Comunal, el cual quedó compuesto por Salvador
Estrada Castillo, Salvador Tapia Servín, Trinidad Estrada Avilés, Jafet
Sánchez Robles. Así como por Trinidad Ninis Pahuamba, Gloria Fabián
Campos (la única mujer del Consejo), Héctor Durán Juárez, Antonio Durán
Velázquez, Trinidad Ramírez Tapia, José Guadalupe Tahandón Chapina,
Francisco Fabián Huaroco y Gabino Basilio Campos.
El pasado 5 de febrero, fecha emblemática en la que
se recuerda la promulgación de la Constitución de 1917, la comunidad
purépecha de Cherán llevó a cabo la toma de protesta de los concejales
elegidos. Frente a autoridades del Instituto Electoral de Michoacán y de
la Organización de las Naciones Unidas, se llevó a cabo una ceremonia
tradicional en honor a los cuatro elementos, se hizo entrega del bastón
de mando al nuevo Consejo y, además, se dio un reconocimiento público a
aquellos que a lo largo de estos diez meses se han solidarizado con su
lucha.
El acto político mostró la viva riqueza simbólica y
cultural del pueblo purépecha, su relación íntima con la naturaleza y
el territorio. Entre semillas, incienso, mazorcas de maíz, un viento
helado que anunciaba la lluvia y el olor de las ollas de comida que las
diferentes fogatas ofrecerían a los testigos del acontecimiento, los
nuevos concejales tomaron protesta y se comprometieron a “servir y no
servirse” a “obedecer y no mandar” a “convencer y no vencer”, principios
que rompen con la estructura y la dinámica de la democracia que los
mestizos hemos practicado y heredado desde Europa.
Las autonomías no se otorgan, se conquistan. Desde
la reivindicación de su ser indígena, purépecha, Cherán se nos muestra
como un ejemplo de organización que ha logrado, en menos de un año,
construir desde la comunidad una forma de organización que ha venido
consolidándose y que ha conseguido la recuperación de sus usos y
costumbres para autodeterminarse. Se trata de un nuevo pacto social y
político. Un pacto que busca defender la vida y la Tierra frente a las
fallidas políticas de seguridad que se han implementado a nivel federal,
frente a las políticas de extracción y explotación de los recursos
naturales de los fuertes capitales internos y extranjeros.
Ante a la farsa electoral de este 2012, la toma de
protesta del pasado 5 de febrero no sólo marca un día decisivo, sino un
proceso en el cambio de la correlación de las fuerzas, de la estructura
del poder y de las instituciones, que muestra no la restauración de un
pasado idealizado sino la proyección de un futuro en el que la
articulación intracomunitaria en la región -y más allá de ella-
reconstruye las formas de organización política, territorial y cultural
frente al Estado, a la sociedad nacional y al sistema económico
dominante.
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